Otra visión, más habitual es la de la foto siguiente: de tono más bien oscuro.
Son árboles de tamaño medio, hasta unos 20 metros. Sus hojas, caducas, que luego veremos, son "marcescentes", es decir, aunque secas, o practicamente secas, se mantienen unidas al árbol hasta que son desplazadas por las nuevas hojas en primavera; hay quien comenta que son "hojas semicaducas"
Tronco normalmente "derecho"; a veces, sinuoso, delgado, con corteza pardo-grisácea, fina, pero de textura rugosa, debido a numerosas grietas.
Son árboles resistentes, duros: se desarrollan bien casi en todo tipo de suelos, incluso en los ricos en cal; aguantan sin particular dificultad climas continentales, de fuertes contrastes.
Son árboles muy longevos: pueden llegar hasta los 500 ó 600 años de edad.
En efecto, en la base de ese tronco del quejigo del río Besós vemos esa gran rugosidad.
Son árboles de ramificación no muy abierta: dan lugar a una copa oval alargada.
Pero si el quejigo crece en solitario, se abre y su copa es redondeada. Redondeada es la copa del árbol del Besós que hemos visto
En cambio, la copa de este otro "carrasqueño" es efectivamente oval, alargada. Se trata de un ejemplar que, acompañado por carrascas y otros quejigos, enmarca a otros árboles más exóticos en uno de los jardines de Montjuich
Las hojas son de color verde brillante por el haz y más pálidas por el envés; miden entre 3 y 12 centímetros de largo; son oblongas o obovadas con el borde recorrido por dientes poco profundos, a veces punzantes.
Son hojas simples; más o menos coriáceas, en disposición alterna:
Esas hojas que hemos visto son muy clásicas del quejigo. Pero, de hecho, las hojas de los robles presentan gran variabilidad morfológica. Esta variabilidad se debe en buena parte a la frecuente hibridación de los quejigos con los "Quercus pubescens" para dar lugar a los llamados "Quercus x cerrioides". Muchos botánicos consideran que, de hecho, esos tres tipos de robles -por aplicación de la definición genética de especie- deberían considerarse sólo como subespecies de la misma especie, ya que son fértiles entre ellos y sus descendientes son igualmente fértiles. No obstante, en nuestro blog, que es muy tradicional, figuran entradas para cada uno de esos robles.
Pues aquí vemos unas hojas menos "típicas"
Y, ahora, a la derecha, el tronco, menos derecho que él antes visto, que estructura ese conjunto de carrascas y quejigos de ese bosquecillo de Montjuich.
Son árboles monoicos. Las flores son muy sencillas. Las masculinas van reunidas en grupitos sobre amentos colgantes, las femeninas son solitarias, y van rodeadas por un involucro de naturaleza córnea llamada cúpula, erizada de picos o aguijones que, a la larga, protegerán las bellotas: Aquí algunos de esos amentos...:
Y, más amentos masculinos: Vemos también el tono amarillento de las jóvenes hojas, en Primavera
Y, ahora, más bellotas. Las bellotas de los quejigos son uno de los alimentos destinados a la ganadería porcina más apreciados, entre otras cosas porque maduran antes que las bellotas de la encina... Es pues un árbol muy estimado en las comarcas ganaderas, por ejemplo en Extremadura.
Son muy frecuentes en estos árboles unas "agallas" esféricas de color pardo, producidas como reacción de la planta ante picaduras de una pequeña avispa de la familia de los cinípedos, en los brotes jóvenes, durante la puesta, de modo que esta tumoración sirve de protección para sus larvas.
Aquí tenemos, por ejemplo, un roble situado en el camino hacia Sant Llorens del Munt en el que están presentes numerosas agallas. Estas "agallas" se usaban tradicional- mente en medicina, como astringente, por ser ricas en taninos.
Esas agallas son tan típicas en este árbol, que casi pueden servir para identificarlo. Son agallas esféricas de color pardo con unos picos formando una corona y un interior esponjoso
Ahora podemos ver de cerca varias de esas "agallas" del anterior árbol:
Otra agalla:
Y, para terminar, un conjunto de agallas del roble que hemos visto en el camino a Sant Llorens: