Árboles con alma


Mi abuelo, ilustre abogado y popular poeta costumbrista altoaragonés, publicó en 1935 una poesía en homenaje a los árboles dedicada a los niños. Se trataba de un poema sencillo, pedagógico, amable: a continuación transcribo la primera estrofa:

"La cuna en que nuestra madre / nos mece en la edad primera, / la lumbre de los hogares / de las risueñas aldeas, / el techo que nos cobija, / los muebles que nos rodean, / las flores que nos perfuman, / los frutos que nos sustentan, / los libros en que estudiamos / y el arca en que nos entierran; / son producto de los árboles / que véis crecer por doquiera" ...

Pues bien, el objeto de este blog es unirme a ese homenaje y dar a conocer los árboles ya que no con versos míos, con fotografías mías... Y con poemas acerca de los árboles de autores consagrados. Por cierto, el resto de la poesía de mi abuelo podéis leerlo en la entrada "Los árboles" de este blog.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Árbol del amor. (Cercis siliquastrum)

El árbol del amor, también llamado "árbol de judea", es un caducifolio de la familia de las leguminosas. Es un árbol mediterraneo. No alcanza gran altura, apenas los ocho ó diez metros. El ejemplar de esta primera fotografía es un árbol de mucha edad, del año 1956 aproximadamente, catalogado por el Ayuntamiento. Está situado en la Plaza de Joanic, en Barcelona, en el barrio de Gracia:

Como vereis a continuación, las hojas tienen forma de corazón. Son verde oscuras por el haz y más claras por el envés. Miden unos ocho o diez centímetros,

Los frutos, son una legumbre corta, aplastada...

Ciertamente, lo más notable de estos árboles son sus flores. Aparecen en primavera, antes que las hojas. Son una multitud de flores que se insertan directamente sobre las ramas e incluso sobre el tronco. Dan al árbol una gran belleza...

Este árbol está situado en el jardín de uno de los colegios de Sarrià, en Barcelona. El azul del cielo y el verde oscuro del ciprés que está detrás ponen de manifiesto su atractivo: de hecho se trata de unos árboles, más bien del Mediterraneo Oriental, que se introdujeron en los jardines europeos ya en la Edad Media...   


Los frutos permanecen en el árbol casi todo el invierno. Se trata de unas vainas de color marrón. Dan a estos árboles un peculiar contraste entre el verde y el marrón: esto puede apreciarse bien en este ejemplar situado delante del Conservatorio de música de Valencia-Bruch:
Terminamos con un "cercis siliquastrum" de notable tamaño, fotografiado en primavera en un jardín interior de Sant Gervasi:

sábado, 11 de diciembre de 2010

Algarrobo. Garrofer. Monumental

Este es un árbol monumental, catalogado como tal por la Generalitat de Catalunya. Un algarrobo, un "garrofer". El "Garrofer de Montcabrer", también llamado "Garrofer de Mataró". Está situado en Cabrils, en el "camí de l'era vella", saliendo de Cabrils en dirección sur.
Como puede verse en este algarrobo, de más de 200 años de edad, estos árboles no alcanzan una gran altura: las ramas, ascendentes y gruesas apenas suben más de 6 ó 7 metros. Forman una copa densa y redondeada... 

Este "garrofer" ha quedado rodeado por una urbanización de chalets; está al lado de un club de tenis y de un bar. Así se ve desde la zona del bar:

He aquí su poderoso tronco más de cerca:
Desde la orientación contraria se aprecian asimismo las rotundas formas del algarrobo: 


Puede observarse otra de las peculiaridades de estos árboles: las ramas se retuercen en difíciles escorzos y llegan incluso a apoyarse en el suelo...

Algarrobo. Garrofer. (Ceratonia siliqua)

        Es originario de la zona mediterránea de Europa. Pero se cultiva también en otras zonas cálidas. No necesita mucha agua para crecer ni para vivir normalmente.
       El algarrobo es un árbol de hasta 10 metros de altura, aunque su altura media es de 5 a 6 metros; es de follaje perenne.
       Fotografiamos un notable ejemplar, ubicado en el jardín de la Escuela Industrial de Barcelona:



Lo vemos ahora desde el ángulo opuesto, un día más luminoso:


El algarrobo es una especie de gran resistencia a la sequía y a otras inclemencias del tiempo. Su crecimiento es muy lento y no comienza a dar frutos -las conocidas algarrobas- hasta después de unos ocho o diez años desde la plantación. Crece lentamente pero luego es muy fuerte, muy sólido. Ahora vemos un ejemplar situado en la falda de Montjuich,





Y otro, más pequeñito, pegado a un margen en la falda de Collserola, junto al parque Güell



Cuando los algarrobos son maduros producen una notable cantidad de frutos . La recolección se hace a partir del mes de agosto.
                  


Este es el tronco de un algarrobo de Montjuich. Los troncos del algarrobo tienen una especial belleza: manifiestan fuerza, vigor, resistencia...



 



















Otro magnífico tronco, situado éste en Premià de Mar, en el  Maresme:


Y, aún otro tronco,de un viejo algarrobo situado en Sant Pere de Premià. Es un tronco torturado..., espectacular


Como se puede ver en estas dos próximas fotografías, las hojas
son compuestas, paripinnadas; con de 6 a 10 foliolos, ovales, enteros, coriaceos y brillantes. Tiene cada uno de 3 a 7 cm. 


Esos foliolos tienen un pequeño entrante en el ápice.




 El fruto, llamado algarroba o garrofa, es una vaina coriácea de color castaño oscuro, de 1 a 3 decímetros de longitud, que contiene una pulpa de sabor dulce y agradable que rodea las semillas. Es un fruto endurecido; cuando madura de color chocolate. Las vainas son comestibles y se usan como forraje. Vemos primero las algarrobas aun no maduras..., verdes.

Luego las vemos ya maduras, efectivamente: de color chocolate:















Se usan totalmente los frutos: pulpa seca y semillas. De las semillas se obtiene la llamada "goma de garrofín", harina muy utilizada en la industria alimentaria, como "ligante" en flanes, helados, etc...                                                                                                                                                                                                                                                                        Este es un pequeño algarrobo situado en Sarrià visto a la luz del atardecer:

Pueden llegar a ser árboles provectos, respetables: como ejemplo este "Garrofer de Mataró" ubicado en Cabrils y al que dedicaremos toda otra entrada. Se trata de un árbol monumental, catalogado por la Generalitat.

Es una especie muy mediterránea. Se da naturalmente en todas las zonas costeras. Para terminar vemos un algarrobo situado junto a la famosa plaza del parque Güell que rodea el sinuoso banco diseñado por Gaudi. 




lunes, 29 de noviembre de 2010

Acebo. Boix grevol. (Ilex aquifolium)


       El acebo común, agrifolio, (boix grevol, en catalán), es un arbusto o como mucho un pequeño árbol, de unos 6 ó 7 metros de altura. 
       Pero, en ocasiones puede llegar a ser un árbol monumental. Este es el caso del acebo de las siguientes fotografías. Es el acebo mayor de Cataluña, árbol catalogado por la Generalitat entre los "monumentals".
       Está situado en Ventolà, a media ladera de la cresta sur del Pirineo catalán.


Puede verse que, en efecto, este árbol es muy superior a los 6 ó 7 metros... En cualquier caso mantiene el "porte piramidal" que caracteriza a esta especie.

Los acebos tienen un tronco recto, que se ramifica desde la base. Pueden llegar a vivir cientos de años, aunque normalmente no superan los 100.

Ventolà pertenece al municipio de Ribes...

Aquí lo vemos por su flanco oeste






A sus pies está la cartela que lo acredita como árbol monumental y que detalla sus características


Tiene la corteza lisa durante toda su vida. Al principio es de un color verdoso y a partir del segundo o tercer año va tomando un tono gris oscuro definitivo.



No obstante, en el tronco de este gran acebo más que el verde predominan los tonos pardos



Sus hojas son muy duraderas, simples, con un notable peciolo y con forma ovalada. Su cualidad más característica es un borde fuertemente espinoso en los ejemplares jóvenes y en las ramas más bajas en los adultos; espinas que dejan de darse en las hojas de las ramas superiores. Duran unos cinco años y son de color verde muy brillante por el haz y mate por el envés, totalmente lampiñas, muy rígidas y coriáceas.


Los ejemplares femeninos producen un fruto carnoso (una drupa) de un color rojo brillante o amarillo vivo, que madura muy tarde, hacia octubre o noviembre, y que permanece mucho tiempo en el árbol, a menudo durante todo el invierno.

La fruta, verde en la foto de arriba, está madura en su mayor parte en esta otra foto: de hecho, esta última foto no corresponde al acebo de Ventolà sino a otro, más pequeño, situado en Ripoll... Pero ahí están sus clásicos frutos rojos que adornaban antes nuestras casas en Navidad, hasta que se protegió la especie prohibiendo su uso indiscriminado. 

Vemos ahora ese acebo de Ripoll, situado cerca del Ayuntamiento:



Los acebos son "dioicos", es decir son árboles que tienen pies masculinos y pies femeninos. Los pies femeninos son los que producen los frutos que hemos visto. Los dos tipos de "pies" tienen flores, unas masculinas y otras femeninas. Son muy pequeñas; se asientan en las axilas de las hojas, a veces en gran número. He aquí, por ejemplo, un conjunto de flores masculinas de un árbol de Montjuich:


Se trata más bien de "capullos" de flores masculinas. Se abren luego y son florecillas blancas con pétalos y relativamente grandes estambres. Tendremos que mejorar la fotografía pero ahora os incluimos una con varias pequeñas flores; desde luego se aprecian los estambres:


Habréis visto que el tamaño de las flores es mínimo, por comparación, por ejemplo, con el tamaño de las hojas...

Evidentemente, hay frutos si se dan ejemplares masculinos y femeninos próximos. Es el caso de los dos siguientes acebos, situados en el precioso Campus de la Universidad de Navarra. Este es el masculino:

Y éste, el femenino, situado junto al anterior: si ampliáis esta fotografía podréis apreciar mejor sus muchos frutos




jueves, 25 de noviembre de 2010

Los árboles. Cristino Gasós

     A los niños

 La cuna en que nuestra madre
nos mece en la edad primera,
la lumbre de los hogares
de las risueñas aldeas,
el techo que nos cobija,
los muebles que nos rodean,
las flores que nos perfuman,
los frutos que nos sustentan,
los libros en que estudiamos
y el arca en que nos entierran;
son producto de los árboles
que véis crecer por doquiera.

  

Unos nos dan el carbón
que resulta de su quema;
otros nos dan las resinas
y gomas de sus cortezas;
éstos prestan a la Industria
el corcho que les rodea;
aquéllos dan medicinas
que calman nuestras dolencias;
algunos sirven de pasto
a los gusanos de seda;
no pocos nos suministran
sus colorantes materias;
varios nos dan el papel
de que se sirve la Imprenta;
muchos producen las frutas
sabrosas que nos deleitan;
una infinidad de ellos
nos ofrecen las maderas
que inteligentes artistas
trabajan y pulimentan
para construir los muebles
y decorar las viviendas
y hacer los miles de objetos
que se fabrican con ellas;
todos nos dan sus perfumes
y delicadas esencias
cuando se visten de flores 
al llegar la Primavera;
y aquel que menos produce,
el más pobre de la selva,
nos da en verano su sombra
y en el invierno su leña.


  
En ellos cantan los pájaros
sus armoniosos gorjeos,
y tejen sus lindos nidos
el ruiseñor y el jilguero.
Bajo ellos duermen la siesta
el zagal y sus corderos,
y jugueteáis vosotros
y hacen oración los viejos;
y, a su sombra, en el verano,
y, a su abrigo, en el invierno,
descansan de sus fatigas
nuestros sufridos labriegos.
  
Ellos encauzan los ríos
que de sus cauces salieron;
ellos calman y moderan
el ímpetu de los vientos;
y son imán de las lluvias,
y enriquecen los terrenos,
y purifican la atmósfera,
y son el sostén del suelo
cuando lluvias torrenciales
amenazan removerlo,
y evitan de los aludes
los perniciosos efectos,
y son filtro de las aguas
que manan las fuentes luego,
y dan belleza al piasaje,
oxígeno a nuestros pechos,
placidez a nuestras almas
y vigor a nuestros cuerpos.

  

Ya que los árboles son
tan generosos y espléndidos
que tantas cosas nos dan
lo mismo vivos que muertos,
tratadles, queridos niños,
con cariño y con respeto,
y nutrirles con abonos
y calmad su sed con riegos:
que ellos tienen hambre y sed
como nosotros tenemos.
Así les demostraréis
vuestro reconocimiento;
os tendrá la sociedad
por ciudadanos modelos;

cumpliréis con vuestra patria
los deberes que tenemos
de acrecentar su riqueza 
y fomentar su progreso; seréis fuertes como robles,
vigorosos como cedros,
gentiles como palmeras,
diligentes como almendros,
provechosos cual naranjos
y alegres como cerezos;
y no seréis alcornoques,
ni membrillos ni canelos.

  
 Amad, niños, a los árboles
con ese amor puro y tierno
que es patrimonio exclusivo
de los corazones vuestros;
y procurad imitarles
viviendo lo mismo que ellos,
puestos los pies en la tierra
y la mirada en el Cielo.


Poema de Cristino Gasós publicado en Huesca en 1935 en el libro “Líneas cortas” y publicado de nuevo, en 2011, en la reedición de tal libro llevada a cabo por el Instituto de Estudios Altoaragoneses, de Huesca, bajo la dirección de Fidel Sebastián Mediavilla, con el título “Líneas cortas y otros poemas”. Recientemente se ha elevado a Internet el libro reeditado (Supongo que habrá sido una iniciativa del Instituto de Estudios Altoaragoneses, de Huesca); circunstancia que todos los familiares agradecemos. Podéis "bajarlo en pdf" con este enlace:  http://www.iea.es/documents/73041/6d69c7a3-4c91-472d-b05f-c8c3ef6523e0