sábado, 28 de mayo de 2016

Quejigo, Rebollo, Roble carrasqueño, Roble Valenciano (Quercus faginea)

El "quejigo", "roure de fulla petita" en catalán, y con muy diversos apelativos en su ámbito natural  -Península Ibérica y noroeste de Africa- es un roble omnipresente en nuestra geografía. Roble estimado por los ganaderos pues sus bellotas son buen alimento para los ganados... Vemos un par de ejemplares, primaverales,  situados junto al río Besos, y escoltados por un ciprés.


Otra visión, más habitual es la de la foto siguiente: de tono más bien oscuro.








Son árboles de tamaño medio, hasta unos 20 metros. Sus hojas, caducas, que luego veremos, son "marcescentes", es decir, aunque secas, o practicamente secas, se mantienen unidas al árbol hasta que son desplazadas por las nuevas hojas en primavera; hay quien comenta que son "hojas semicaducas"


Tronco normalmente "derecho";  a veces, sinuoso, delgado, con corteza pardo-grisácea, fina, pero de textura rugosa, debido a numerosas grietas.



Son árboles resistentes, duros: se desarrollan bien casi en todo tipo de suelos, incluso en los ricos en cal; aguantan sin particular dificultad  climas continentales, de fuertes contrastes. 

Son árboles muy longevos: pueden llegar hasta los 500 ó 600 años de edad. 


En efecto, en la base de ese tronco del quejigo del río Besós vemos esa gran rugosidad.




Son árboles de ramificación no muy abierta: dan lugar a una copa oval alargada. 


                    Pero si el quejigo crece en solitario, se abre y su copa es redondeada. Redondeada es la copa del árbol del Besós que hemos visto


                                                    En cambio, la copa de este otro "carrasqueño" es efectivamente oval, alargada.                                                                              Se trata de un ejemplar que, acompañado por carrascas y otros quejigos, enmarca a otros árboles más exóticos en uno de los jardines de Montjuich


Las hojas son de color verde brillante por el haz y más pálidas por el envés; miden entre 3 y 12 centímetros de largo; son oblongas o obovadas con el borde recorrido por dientes poco profundos, a veces punzantes. 
Son hojas simples; más o menos coriáceas, en disposición alterna:


Esas hojas que hemos visto son muy clásicas del quejigo. Pero, de hecho, las hojas de los robles presentan gran variabilidad morfológica. Esta variabilidad se debe en buena parte a la frecuente hibridación de los quejigos con los "Quercus pubescens" para dar lugar a los llamados "
Quercus x cerrioides". Muchos botánicos consideran que, de hecho, esos tres tipos de robles  -por aplicación de la definición genética de especie-  deberían considerarse sólo como subespecies de la misma especie, ya que son fértiles entre ellos y sus descendientes son igualmente fértiles. No obstante, en nuestro blog, que es  muy tradicional, figuran entradas para cada uno de esos robles.
Pues aquí vemos unas hojas menos "típicas"


                                                                                                                                                                                     Y, ahora, a la derecha,  el tronco, menos derecho que él antes visto, que estructura ese conjunto de carrascas y quejigos de ese bosquecillo de Montjuich. 
           Son árboles monoicos. Las flores son muy sencillas. Las masculinas van reunidas en grupitos sobre amentos colgantes, las femeninas son solitarias, y van rodeadas por un involucro de naturaleza córnea llamada cúpula, erizada de picos o aguijones que, a la larga, protegerán las bellotas: Aquí algunos de esos amentos...:


Y, más amentos masculinos: Vemos también el tono amarillento de las jóvenes hojas, en Primavera


Los frutos son bellotas; bellotas, cuya cúpula está recubierta de escamas aovadas, algo prominentes en el dorso y de aspecto aterciopelado; las bellotas se disponen en grupos y nacen sobre cortos pedúnculos. Aquí tenemos un par de ellas; veréis que sus pedúnculos casi no existen...:


Y, ahora, más bellotas. Las bellotas de los quejigos son uno de los alimentos destinados a la ganadería porcina más apreciados, entre otras cosas porque maduran antes que las bellotas de la encina...  Es pues un árbol muy estimado en las comarcas ganaderas, por ejemplo en Extremadura.


 Son muy frecuentes en estos árboles unas "agallas" esféricas de color pardo, producidas como reacción de la planta ante picaduras de una pequeña avispa de la familia de los cinípedos, en los brotes jóvenes, durante la puesta, de modo que esta tumoración sirve de protección para sus larvas.  


Aquí tenemos, por ejemplo, un roble situado en el camino hacia Sant Llorens del Munt en el que están presentes numerosas agallas.                                                                                                                       Estas "agallas" se usaban tradicional- mente en medicina, como astringente, por ser ricas en taninos. 


Esas agallas son tan típicas en este árbol, que casi pueden servir para identificarlo. Son agallas esféricas de color pardo con unos picos formando una corona y un interior esponjoso


Ahora podemos ver de cerca varias de esas "agallas" del anterior árbol:


Otra agalla:


Y, para terminar, un conjunto de agallas del roble que hemos visto en el camino a Sant Llorens:





domingo, 15 de mayo de 2016

Fotinia serrulata (Photinia serratifolia)

La Fotinia serrulata, también llamada "serratifolia"es una planta de origen oriental: China, Japón..., utilizada tradicionalmente en esos países como planta de jardín. De ordinario es arbustiva. No obstante, puede llegar a ser un árbol de 8 ó 10 metros de altura. Ese es el caso de esta fotinia del jardín de la Universidad de Barcelona





Y también el de esta otra que está situada justo delante de Can Sentmenat, en la falda de Collserola.


Son árboles perennifolios caracterizados tanto por su bella y abundante floración primaveral, como por el variante color de sus hojas.
Este tercer ejemplar está en el parque de Ca L'Arnús, en Badalona. De hecho es un parque con muchas de estas fotínias, de relativo gran tamaño. Esta, fotografiada en primavera, muestra, si bien de lejos, su abundante y blanca floración:


Vemos ahora unos ejemplares arbustivos: nos permiten observar la masiva floración


Acercándonos comprobamos cómo sus flores son realmente bellas:  son flores hermafroditas, blancas, muy nítidas e impactantes, de entre 6 y 10 milímetros de anchura:


Normalmente vienen asociadas en inflorescencias del tipo "corimbos terminales", muy densos, como vemos:


Los troncos de estas "grandes" fotínias son recios, erectos aunque tienen cierta tendencia a la inclinación... Aquí el tronco del ejemplar del jardín de la Universidad:


                                                                                                              Y, a la derecha, el de la finca de Can     Sentmenat.                                                                                                                                                                                      Esa corteza, muy fisurada, no es representativa de lo habitual en estas plantas. Tampoco lo es su porte o el del tronco de la Universidad: son fotinias poco comunes.

Una nueva perspectiva de la primera de nuestras fotinias; veis que es un árbol longevo que necesita un cierto soporte externo:



                                                  Y, otra perspectiva: ésta desde el ángulo opuesto.                                                                                                                                                        Estas fotinias serrulata son muy semejantes a las fotínias glabras. A veces pueden confundirse. Ambas especies generan además numerosos hibridos...

                                                                            Las hojas de las fotinias son muy características: lo más peculiar es su inicial color rojizo que luego vira hacia diversos tonos de verde, más oscuro en el haz.  


Son hojas elípticas, oblongas u oblongo-abobadas; de 10 o más por unos 5 centímetros. Son alternas, simples, con el borde ligeramente aserrado: de ahí el calificativo "serrulata" o "serratifolia". 


Son hojas coriáceas; de ápice acuminado; es decir, con el limbo acabado en punta. Con los pares de venas muy visibles; son  glabras (lampiñas) por las dos caras. Aquí vemos algunas y podemos comprobar la evolución del peculiar tono rojizo de varias de ellas: 


Planta con numerosas variedades, algunas híbridas... La hibridación más famosa es la ya referida, con la fotinia glabra: da lugar a la "Fotinia Red Robín", arbusto de rápido crecimiento -hasta unos 3 metros- que embellece jardines y setos de todo el mundo con el colorido brillante de sus hojas... de peculiares tonos rojizos en la juventud, que pasan al lila, y a otros tonos hasta llegar al intenso  verde en la madurez.  Aquí, vemos unas hojas muy jóvenes


Y aquí, cómo van variando de color. Lógicamente, mantienen los jardines y setos vivos y atractivos.


Y, aún más hojas de diverso colorido


Son también destacables las bellas flores primaverales de esta fotinia, similares a las de la "serrulata y la "glabra":




lunes, 9 de mayo de 2016

Luis Cernuda. Un plátano, dos veces centenario...



Luis Cernuda, poeta sevillano de la Generación del 27, residió desde Agosto de 1942 en Cambrigde, trabajando en su Universidad como lector de Español. Contempló allí detenidamente un viejo plátano, casi dos veces centenario, situado en un jardín de la Universidad que, en la primavera, renacía y creaba un grato ambiente para los estudiantes… Compuso un poema en su honor. El siguiente:

Al lado de las aguas está, como leyenda, 
En su jardín murado y silencioso,
El árbol bello dos veces centenario,
Las poderosas ramas extendidas,
Cerco de tanta hierba, entrelazando hojas,
Dosel donde una sombra edénica subsiste.


Bajo este cielo nórdico nacido,
Cuya luz es tan breve, e incierta aun siendo breve,
Apenas embeleso estival lo traspasa y exalta
Como a su hermano el plátano del mediodía 
Sonoro de cigarras, junto del cual es grato
Dejar morir el tiempo divinamente inútil.


Tras el invierno horrible, cuando sólo la llama
Conforta aquella espera del revivir futuro, 
Al pie del árbol brotan lágrimas de la nieve,
Corolas de azafrán, jacintos, asfodelos,
Con pujanza vernal de la tierra, y fielmente
De nueva juventud el árbol se corona.


Son entonces los días, algunos despejados,
Algunos nebulosos, más tibios de este clima,
Sueño septentrional que el sol casi no rompe,
Y hacia el estanque vienen rondas de mozos rubios:
Temblando, tantos cuerpos ligeros, queda el agua;
Vibrando, tantas voces timbradas, queda el aire.


Entre sus mocedades, vida prometedora,
Aunque pronto marchita en usos tristes,
Raro es aquel que siente, a solas algún día
En hora apasionada, la mano sobre el tronco, 
La secreta premura de la savia, ascendiendo
Tal si fuera el latido de su propio destino. [...]